Ayer gracias al Corredor Cultural Roma Condesa, se unieron en una espectacular cena Pichón y Duo, con una comida “familiar” en la que traían todo al centro comenzamos a probar lo que estaba por convertirse en una de las mejores cenas de mi vida.
Primero llegó una ensalada de trigo con hojas de nabo, encurtidos y buttermilk, empezamos bien, aunque yo hice cara por que vi las porciones muy chicas. Estaba francamente deliciosa, la combinación de las diferentes hojitas, con el trigo hicieron que quisieras seguirla comiendo por siempre.
De pronto llegaron a la mesa dos platos, uno de puré de papa rústico con fondo de caldo de pollo. MARAVILLOSO, el hecho de que las papas no estuvieran completamente hechas puré, el sabor del pollo y la genialidad de todos los que participaron para crearlo, hicieron de este plato algo increíble.
Y unas verduras rostizadas, que otra vez me hicieron hacer cara, porque estaban deliciosas y eran súper poquitas. Obvio les dije, pero Estefania la chef de Duo llegó a decirme bien linda – Queremos que guardes espacio para el lechón, si quieres más con gusto te traemos- Y ahí quedó todo, por que llegó el lechón.
Este estúpido y perfecto lechón es un regalo que los dioses de la comida y los orgasmos nos regalaron, imaginen una carne jugosa y perfecta, hecha con tiempo y amor en una caja china, marinada con mezcal, desmenuzada con cuidado, dejando hasta arriba pedacitos de grasa dorados a la perfección hasta quedar crunchies. Todo esto envuelto en una hoja de plátano para que siguiera calientito y servido con tortillas de harina con manteca hechas a mano, gorditas calientitas y listas para recibir la majestuosa y perfecta carne de este lechón que murió para regalarnos una noche de felicidad absoluta.
Cada taco era un pedazo de cielo perfecto traído a la tierra, una confirmación de que Dios existe y nos ama, una oda a la carne de cerdo, una avalancha de felicidad porcina que llenaba nuestra boca de grasa deliciosa, hecha para enamorar. Aquí con jícama encurtida con rábanos y hierbas del día.
Podías ponerle también una salsa de chiles de agua, que no hacía más que agregarle perfección a lo ya perfecto.
Acá el lechón en la caja china, calientito, feliz y hermoso, simplemente hermoso.
De postre un tiramisú de durazno con frutos rojos, que te traen al centro para que todos metan su cuchara y sigan siendo felices después de haber comido ese espectacular lechón.
Y para terminar unas trufas cremositas de cebolla.
Sólo hoy en la noche podrán comer esto, es un especial que dura dos días y ayer fue el primero. Les recomiendo que no se lo pierdan, si aman el cerdo, aman vivir, aman comer y si básicamente quieren ser unas personas felices.
Acá el link con todos los datos. ¡RESERVEN por que no hay muchos lugares!
Y por último, la foto desde el baño
Duo y Pichón
Amsterdam 53, Condesa
30 Y 31 de mayo 7:00 y 9:30
$350 por persona más bebidas